sábado, 28 de febrero de 2009

Resumen comentado "Alfabetización académica: Un cambio necesario, algunas alternativas posibles"


Referencia:
Carlino, P. (2003). Alfabetización académica: Un cambio necesario, algunas alternativas posibles. Educere, Investigación, 6(20), 409-420.


Vocabulario especializado, conceptos y temas de interés tratados en el artículo:

1. Alfabetización académica: Es el proceso mediante el cual se pretende desarrollar en profesionales y estudiantes universitarios las habilidades para la lectura y la escritura que les permitan desenvolverse competentemente dentro de comunidades discursivas específicas. Ello, a la vez, implica la apropiación de formas de razonamiento propias de las distintas disciplinas científicas y/o humanísticas.

2. Carácter epistémico de la escritura: Se refiere a la posibilidad de generar nuevos conocimientos a partir de actividades de composición de textos. La producción escrita requiere la revisión y transformación de los conocimientos que ya se tienen sobre el tema objeto de estudio, reflexión que originaría nuevos esquemas de pensamiento.



Resumen:

En el artículo que se comenta, la autora señala que la alfabetización académica es un proceso necesario para brindar a los estudiantes universitarios los instrumentos que requieren para el uso competente de la lengua escrita y para la generación de conocimiento. Carlino sostiene a favor del tema, en primer lugar, que esta modalidad de alfabetización es ineludible porque las demandas de la universidad son distintas a las competencias que el estudiante ha desarrollado en su vida escolar previa. En segundo lugar, la alfabetización académica se asocia con exigencias particulares de cada campo de estudio y textos disciplinares, necesarias para construir conocimientos en un proceso permanente. En tercer lugar, la autora expone su preocupación por la situación de las universidades argentinas en relación con la escritura como generadora de conocimiento y explica que el carácter epistémico de la composición no es considerado un elemento esencial en los curricula universitarios porque persiste la creencia de que se escribe sólo para expresar lo ya pensado. Para contrastar, Carlino reseña las experiencias desarrolladas en universidades australianas, anglosajonas y norteamericanas, a favor del desarrollo de las competencias comunicativas y el aprendizaje autónomo. De allí que esas instituciones hayan instrumentado cambios y contemplen diversas modalidades de apoyo a los estudiantes, tales como: los tutores de escritura, compañeros de escritura en las materias y materias de escritura intensiva, en distintos Programas y Centros de Escritura y de mejoramiento del aprendizaje de los alumnos. Por último, Carlino estima que prácticas similares pueden instituirse en universidades argentinas sin que ello implique un cambio trascendental en las estructuras curriculares ni la necesidad de grandes fuentes de financiamiento, sino la voluntad de las autoridades universitarias. La autora finaliza subrayando que el objetivo es superar las dificultades percibidas en las actividades de interpretación y producción de textos académicos en el entorno universitario.


Comentario crítico:

La lectura del artículo de la Profesora Carlino me resultó sumamente esclarecedor en relación con varios tópicos.

En primer lugar, me parece que es muy importante que quede formalmente establecido, a partir de distintas investigaciones, que la problemática que se presenta con el uso inadecuado de la lengua escrita no es necesariamente producto de deficiencias acumuladas a lo largo de la vida escolar de los estudiantes. Ésta es una queja que presentan los docentes en todos los niveles del sistema educativo venezolano, en búsqueda de responsables por lo que no se ha hecho previamente; pero creo que, como afirma Carlino, el reclamo podría partir inicialmente de la concepción, poco acertada, de que la escritura es un objeto de conocimiento que se adquiere de una sola vez y se mantiene estático. Por el contrario, la perspectiva de que las habilidades comunicativas dependen de la apropiación de las convenciones discursivas de las distintas disciplinas, explica las necesidades que surgen en cada etapa de la formación y profesionalización.

Por lo demás, y en concordancia con lo anterior, parece ser evidente que particularmente el nivel de educación básica, que como docente me interesa en forma inmediata, debería centrarse en el desarrollo de habilidades básicas para la lectura, la escritura y el aprendizaje. Habilidades que constituirían el sustento en el que engranarían posteriormente estrategias específicas para la comunicación, cuando el adolescente y el adulto se dediquen a los campos disciplinares que seleccionen para su formación profesional específica.

En segundo lugar, el conocimiento de las distintas estrategias que se están poniendo en uso en diversos centros de pensamiento –como veo a la universidades- en países desarrollados permite aproximarse a la comprensión del fenómeno, y percibir la importancia no sólo del carácter epistémico de la producción escrita sino también de la selección de métodos de enseñanza y aprendizaje que resulten apropiados para que los estudiantes desarrollen sus habilidades en conexión con comunidades discursivas definidas. De manera tal, que sea posible obtener conocimientos disciplinares en conjunto con habilidades para difundirlos plenamente, lo que implica ejercitar la retórica con los estudiantes.

La necesidad de tomar en cuenta quiénes serán los destinatarios de los textos que se generan a partir del conocimiento pone de relieve, además, que las estrategias deben incluir la difusión, corrección y valoración de las producciones entre pares en formación y entre otros interesados en la temática. De allí, la importancia de hacer uso de las herramientas que proporcionan las tecnologías de la información y la comunicación: compartir el conocimiento no puede hacer más que contribuir con la alfabetización académica de los estudiantes.

Por último, al igual que en Argentina, considero que es posible y necesario, dadas las condiciones en que llegan los estudiantes a nuestras universidades e instituciones de educación media y diversificada, introducir las modificaciones que requieren los curricula y los sistemas administrativos y gerenciales para instrumentar programas de apoyo a la alfabetización académica. El desarrollo del conocimiento que se genera en esas instituciones, y de la sociedad misma, merece que la alfabetización académica deje de ser una actividad marginal, que interesa sólo a algunos profesores –como los de Lengua- y se transforme en un pilar de la actividad cotidiana dentro del claustro.